Capítulo 5

Los resultados cosechados con la escudería de Gabi en el Campeonato del España de SBK al final de 1989 me animaron a organizar otra vez mi propio equipo con la ayuda de Honda, que me cedió dos unidades de RC30. Con una pequeña estructura contraté los servicios de Dholda a nivel de preparación de motores para luchar por el Campeonato de España y participar en todas las pruebas que fuera posible del Mundial de SBK en 1990.

Precisamente en 1990 coincidí con el gran rival en mi carrera deportiva compitiendo con las «cuatro tiempos» derivadas de serie, Juan López Mella, quien lamentablemente falleció en un accidente de tráfico sólo unos años después. Nuestra rivalidad fue extrema y mantuvimos épicas peleas tanto en el Campeonato de España como en el Mundial de SBK.

La relación entre Juan y yo siempre fue noble, de respeto y cordialidad. Juan era un grandísimo piloto, además de uno de los más luchadores que he conocido. Ese año se incorporó Marlboro al proyecto con cierto apoyo económico gracias a mi amigo Carlos Morante, un reconocido piloto que llegó a ser Campeón de España de 500 y que en aquellos tiempos también era asesor de patrocinio de la multinacional tabaquera. El resultado de la temporada fue bueno. Fui campeón de España de Superbike e hice un buen papel como piloto privado en el Mundial. Nada de aquello pasó desapercibido para Jean Dholander –Dholda-, que para 1991 me ofreció utilizar las motos oficiales de Stephane Mertens, un piloto belga de la época a quien también había dado asistencia. Entre los buenos resultados que había conseguido y los informes positivos de Carlos Morante, Hugo Von Veschler, responsable de patrocinio de Philips Morris, decidió ampliar su apoyo para llevar las Honda completamente decoradas con los colores de Marlboro. De hecho, en su momento fui el único equipo de Superbike patrocinado por una compañía tabaquera.

Aquella resultó una temporada difícil. Montaba suspensión delantera de Öhlins que en teoría iba mejor, pero me costaba mucho pilotar con la dulzura que lo hacía con la horquilla estándar. Durante un test en el circuito de Calafat tuve una aparatosa caía saliendo las eses, escupiéndome la moto y provocándome una luxación de hombro que arrastré toda la temporada, aunque recuerdo sufrir dos o tres luxaciones más durante aquel año.

Aquella temporada el Campeonato de España lo ganó Juan. Debido a la mencionada lesión y por no encontrarme cómodo con la parte ciclo, no pude plantarle cara de la forma que yo hubiera deseado en la lucha por el campeonato. Recuerdo que entonces Luis Carlos Maurel, otro piloto español que también llegó a participar en el Mundial de 250 cc, también hizo una buena temporada. Ese año, para pelear con López Mella, y también con Maurel, era importante tener las cosas muy en el sitio. Como en 1991 combiné los dos campeonatos y aunque Juan logró brillar a mayor altura, gracias a Marlboro conseguí tener igualmente una Ducati de fábrica en mi equipo en 1992.

Como los dos anteriores años, combiné el Campeonato de España de SBK con el Campeonato del Mundo. Sin embargo, aquel año la FIM decidió que el campeón de Europa saliera de la clasificación del Campeonato del Mundo, es decir, se unificaron los dos campeonatos. El año empezó bien a medias, creo que se hicieron dos carreras del Campeonato de España que gané y luego vino la primera prueba del Campeonato del Mundo en Albacete. Durante el invierno me planteé operarme de mis problemas de luxaciones que fueron varios el año anterior, pero mi preparador físico decidió hacer un programa súper intenso con pesas para fortalecer la musculatura y así prevenir cualquier luxación. Recuerdo que la preparación física y mental ese año fue muy intensa, así que llegué a la carrera del Mundial de SBK en Albacete muy preparado. Sin embargo, la meteorología y unos problemas con el embrague, que en las salidas arrastraba y provocaba ligeros trompicones, me impidieron salir bien. Esto no evitó que, ni aun saliendo último en la segunda manga con la pista medio seco medio mojado, fuera remontando y llegara tercero. Si hubiera tenido una vuelta más, estoy seguro de que hubiera ganado. Esa carrera me sirvió para coger un alto grado de confianza en mí mismo, ya que fui pasando a todos esos rivales que había tenido delante y ahora, con una moto oficial, ya no me parecían tan rápidos. La carrera terminó y crucé meta tercero a rueda Raymond Roché y de Rob Philips. Cuando me paré a final de recta durante la vuelta de honor para celebrar la carrera con mi afición, había sido tal el esfuerzo que cuando levanté los brazos para saludar sufrí otra dolorosa luxación de hombro. Instintivamente, pensé que tras la vuelta de honoro iba a tener que pasar por el centro médico del circuito, lo que seguramente me impediría acudir a la ceremonia del podio. Recuerdo que inmediatamente también me vino a la cabeza que la carrera había sido retransmitida en televisión y que el evento en general estaba patrocinado por Marlboro, así que era fácil deducir lo importante que era para mi patrocinador que yo estuviera en aquel podio.

Llevé la moto como pude hasta el parque cerrado sin decir nada de mi lesión a los comisarios, ya que de otra forma me hubieran retenido y hubiera terminado teniendo que ir al hospital. Cuando llegué al parque cerrado, los miembros de mi equipo querían abrazarme, así que tuve que comentar discretamente el problema a mi hermano David. Al final hablé con los médicos y, precisamente gracias al trabajo que realicé durante el invierno practicando Taichí, a pesar de mi musculación y con mucho dolor consiguieron ponerme el hombro en su sitio y pude acudir al podio para celebrar el resultado, aunque vistiendo una chaqueta de Marlboro en lugar de mi mono de competición. El Taichí me ayudó mucho a desviar la atención del dolor que produce cuando te vuelven a poner el hombro en su sitio. Tras aquel fin de semana salí de Albacete ocupando la segunda posición en la clasificación provisional del campeonato. Entonces nos planteamos operarme al día siguiente y resolver, de una vez por todas, el problema recurrente que estaba sufriendo en el hombro. La siguiente carrera era en Donington Park, Reino Unido, sólo dos semanas después.

Se preparó todo para que al día siguiente me interviniera el Dr. Josep María Vilarubias en la clínica Dexeus pero, antes de entrar en quirófano, el propio doctor me visitó en la habitación y me advirtió del tiempo que perdería y de que, dada mi posición en el campeonato, quizá lo más inteligente era utilizar el sistema de vendajes musculares, esperar y operarme a final de temporada.
No me operé y, como pude, con los vendajes y siempre muy pendiente del hombro, hice carreras interesantes. En aquel momento también tuve una buena relación con Raymond Roché. Entrenábamos la parte física y pasábamos tiempo juntos. Fue entonces cuando él me contó sobre su intención de retirarse y que estaba negociando con la fábrica Ducati para quedarse con la gestión del equipo oficial, pero para conseguirlo necesitaba un gran patrocinador. Me propuso entrar en el equipo teniendo como compañero a Giancarlo Falappa. El paso siguiente fue comunicarlo a Von Veschler, de Phillip Morris, que me confirmó que iba a seguir apoyando mi proyecto deportivo. Otra vez estaba a punto de convertirme en un verdadero piloto oficial. La temporada se había saldado con un balance positivo. Había sido campeón de Europa, octavo en el Campeonato del Mundo y subcampeón de España. En el nacional se celebraron seis carreras y gané cinco. López Mella hizo segundo pero, cuando yo sufrí un encontronazo con Toni García en Barcelona que me llevó a la grava, al intentar volver a pista quemé el embregué de la Ducati y tuve que entrar en boxes. Juan ganó y con el sistema de puntuación de entonces perdí un campeonato que hubiera podido ganar. En resumen, reconozco que me siento muy orgulloso de lo que conseguí en 1992.

A continuación tocaba organizar bien la temporada de 1993 y lo primero que hice fue operarme del hombro para poder prepararme debidamente e intentar luchar con toda mi intensidad por lo que se presumía iba a ser una gran temporada… ¡con el respaldo directo de una fábrica! Como en anteriores ocasiones de mi vida, ya no sólo como piloto sino como manager, con todo organizado en diciembre, Marlboro me comunica que sólo podrán aportar la mitad del patrocinio pactado debido una reducción de presupuestos del grupo Philips Morris a nivel mundial.

Entonces recibí carta blanca para destinar el patrocinio donde más me conviniese, fuera el Mundial de SBK o Campeonato de España. La compañía no me iba a exigir nada. La verdad es que me encontraba en una gran forma, pero reconozco que aquella situación me hizo comenzar a pensar en mi futuro como piloto. Aunque intenté seguir corriendo el Mundial y defender ese dorsal 8 con una Ducati privada, me di cuenta enseguida de que todo se había complicado y, de alguna forma, comencé a perder esa ilusión que tienen todos los pilotos en su interior por llegar a ser campeón del mundo.

Siempre intenté tener los pies en el suelo y, ante la libertad de invertir el patrocinio donde mejor considerase, decidí dejar en Campeonato del Mundo de SBK después de alguna carrera y aceptar la propuesta de mi buen amigo Alfonso, de Sevei Moto, para correr en SuperSport es intentar ayudar a ganar el Campeonato de España bajo los colores de Injusa a Kim Escoda, hermano de Toni, el mecánico que estuvo más años que ningún otro conmigo durante mi trayectoria como piloto. Así que me embarqué en correr el Open Ducados con una Honda RS250 pintada de Marlboro y correr al mismo tiempo en SuperSport con una Honda CBR600.
La empresa resultó complicada, ya que tenía que cambiar mi estilo de conducción cada vez que salía a pista con la 250 con motor «dos tiempos» y la SuperSport de «cuatro tiempos». Aun así creo que, aunque no gané en ninguna de las dos categorías, los resultados fueron aceptables. Aquella etapa en el Mundial de SBK me hizo plantearme cómo debía prepararme los años siguientes como piloto, una cuestión que desarrollaré en el próximo capítulo.

Por último, quisiera dedicar esta publicación a Puca Aguilar y José Luis Aguilar, hace años eran distribuidores de la marca Laverda en España y a quienes unía una bonita amistad que ahora mantengo con su hija. Ella me trata con gentileza y muy hospitalariamente siempre que vuelvo a Barcelona para visitar a mi madre. Gracias de nuevo a todos los que seguís mis publicaciones, espero de corazón que os estén resultando interesantes.