Capítulo 12+1

Debo confesar que escribo este último capítulo de mis recuerdos en las carreras inmerso en una gran tristeza por el reciente fallecimiento de mi madre. Durante estos meses he conseguido mantener el ritmo, ya que, originalmente, era mi intención publicar esta última entrega el próximo 3 de diciembre, fecha en la que mi madre habría cumplido 92 años de edad.

A pesar de haber terminado este trabajo a tiempo, ha sido sin embargo difícil abstraerme de ese sentimiento de pena. Es curioso cómo los números aparecen en tu vida con significados tan dispares, según el momento. Ese número 92, sin ir más lejos, sólo había sido para mí hasta ahora el año en el que conseguí el título de campeón de Europa de Superbike. Ahora se le ha añadido la triste connotación de la edad que estaba a punto de cumplir mi madre en el momento de su marcha.

Durante los años de mi trayectoria deportiva mi madre resultó una pieza fundamental, no sólo a nivel emocional, sino también práctico, ya que asumió funciones administrativas dentro del equipo de competición propio con el que tuve la suerte de participar en distintas categorías de los campeonatos de España, de Europa y del mundo.

Más tarde, desbordada la situación de mi vida debido a una adicción de la que la mayoría de vosotros tuvo noticia en su momento, mi madre continuó siendo una de las personas más importantes a mi alrededor. Después del tiempo que estuve ingresado para mi rehabilitación, fui a vivir con ella. Esta es una de las razones por las que la conexión que existía entre nosotros resultaba tan fuerte. Siempre supe lo que ella quería para mí, un matiz que ojalá pueda desarrollar de la forma adecuada en el futuro proyecto de publicar un libro en el que tratar con mayor profundidad ésta y otras cuestiones importantes de mi vida.

Como seguro que la mayoría de vosotros sabe, llegado el momento de mi retirada de la competición activa tuve la oportunidad de continuar vinculado a las carreras como mánager de distintos pilotos. Debo reconocer que aquella segunda parte de mi carrera resultó tanto o más intensa incluso que la primera, pero, en los últimos años de ella, sobre todo viéndolo con la claridad que da el paso del tiempo, me doy cuenta de que el avance de mi adicción me arrebató entonces la posibilidad de disfrutar plenamente de todo aquel éxito.

Antes de que todo eso ocurriera, ayudé a Emilio Alzamora a lograr el título mundial de 125 en 1999 y más tarde conseguí espolear la carrera deportiva de distintos pilotos. En los años siguientes tutelé la trayectoria deportiva de un joven Jorge Lorenzo que ganó dos títulos mundiales de 250. Gracias a aquella excelente proyección, pude a continuación llevarle hasta el equipo de fábrica de Yamaha en MotoGP como compañero de Valentino Rossi. Entonces, el italiano había alcanzado hacía tiempo la categoría de semidiós de la velocidad. Sin embargo, en aquel momento él tenía un compañero de equipo, digamos, “fácil”, como había sido Colin Edwards. A diferencia del norteamericano, Jorge era un nuevo tipo de piloto, muy joven, cargado de talento y con verdaderas posibilidades de desbancar a Valentino de lo alto del podio de MotoGP. Sin embargo, mis circunstancias personales ni siquiera me permitieron ser plenamente consciente de lo logrado, ni pude apreciar hasta dónde había llegado en mi faceta de manager. Aquella fue una de las consecuencias más desafortunadas de mi adicción. Fue una lástima porque reconozco que cometí grandes errores que seguramente también afectaron a personas que creían ciegamente en mí.

Dejado atrás aquel amargo momento, no puedo dejar de sentirme orgulloso por trasmitiros que en este 2022 me he formado como terapeuta especializado en adicciones con José Luis Martínez, un gran consejero personal que me ha brindado todo su apoyo. Haberme formado como intervencionista, terapeuta y asesor de rehabilitación, también llamado Recovery Coach, me ha hecho recordar a personas a las que hice sufrir mucho y que no dejaron de portarse muy bien conmigo, como Sebastián Salvador (presidente del RACC) o Juan Moreta. Tampoco me olvido de Aman Barfull o Gema Bassa. Tanto a Sebastián Salvador como a Juan Moreta, que en paz descansen, les he pedido perdón a mi manera.

Otra persona a la deseo destacar de forma especial es Carmelo Ezpeleta, a quien probablemente más perjuicios causó mi peor etapa. Al mismo tiempo, recuerdo que fue la primera persona a la que visité para disculparme cuando salí de mi ingreso. Él aceptó mis disculpas, y también le agradezco mucho que siempre haya tenido palabras de aliento para mí. Esos gestos son sólo un reflejo del gran ser humano que hay detrás del gestor del Campeonato del Mundo. El suyo está siendo un importante apoyo moral en esta nueva etapa de mi vida.

Rafa Velasco es el último de esta lista de personas distinguidas a quienes quiero destacar públicamente, como el verdadero amigo que siempre ha sido. En su momento hizo lo que tenía que hacer, que no fue otra cosa que hacerme entender que, si yo no ingresaba en rehabilitación, también estaría en juego nuestra amistad. Afortunadamente, todo esto ya pertenece al pasado y con el tiempo se han vuelto a cruzar nuestros caminos. Por último, pido también perdón a cualquier persona relevante de mi vida en aquellos años que pudiera estar olvidando mencionar en estas líneas.

Mirando atrás, después de haberme formado como intervencionista con José Luis, he llegado a la conclusión de que si en su momento alguien relevante para mí, como pudo ser el mismo Jorge Lorenzo, hubiera conseguido ponerme en contacto con una figura rehabilitadora de este perfil, quizá hubiera conseguido que yo accediera a someterme al debido tratamiento. Jorge y yo teníamos una gran conexión y probablemente eso me hubiera hecho buscar una solución al problema que arrastraba entonces.

Sin embargo, el pasado es pasado, y hoy en la vida, después de perder a mi queridísima madre, sólo deseo ayudar a otros con implicación. Esto me ha llevado a intentar ayudar a aquellos que lo puedan necesitar, apoyando la Fundación Gavina y contribuyendo a darle una mayor visibilidad con acciones como mi vuelta a la categoría de clásicas en las competiciones de motociclismo, así como otros propósitos de los que os iré dando cuenta a través de mis perfiles en redes sociales y en el blog de mi nueva página web, cuyo lanzamiento último en estas semanas.

No quiero terminar sin aclarar que la sensibilidad que he desarrollado hacia las personas que puedan necesitar ayuda es algo que ya comenzó en los años en que tuve la suerte de viajar por todo el mundo y comprobar que no todos los seres humanos tienen la misma suerte que quienes vivimos en el llamado “primer mundo”. De alguna forma, ahora me siento en la obligación de aportar mi granito de arena a la Fundación Gavina, así como hice en su momento como voluntario.

Gracias, además, a todos los que me habéis seguido en este resumen de mis memorias y a todos aquellos que me habéis animado incluso a publicar un libro. Si consigo ese objetivo, os aseguro que la historia que cuente estará acompañada de una total transparencia y sinceridad.

Por otra parte, la razón de haber dividido esta historia en 12+1 capítulos es un inequívoco homenaje a la figura del inolvidable Ángel Nieto. Aunque mi relación con el piloto español con mayor palmarés de todos los tiempos tuvo momentos de distancia, me quedo con lo bonito que compartimos el año que luchamos juntos por el título que logró Emilio Alzamora, así como con el privilegio de haber tenido con él una estrecha relación personal.

Para terminar, como no podía ser de otra manera, sólo quiero plasmar palabras de recuerdo y cariño para mi madre, que nos dejó el pasado 29 de septiembre. Gracias madre, por haberme apoyado incondicionalmente todos estos años. Siempre a mi lado.

Te quiero Patri.

Agradezco de todo corazón a todas las personas que me han ayudado a poder desarrollar mis 12+1 memorias, dentro del mundo del motor.
Así mismo doy las gracias a las empresas: Camper Eurogaza, Cometa.Rock, YouKocina, HRB, NZI, Impala, Motorex, Blumaq, Galfer, Hermanos Rojas y Powered by J.G. por colaborar este 2022 con todos mis proyectos en el mundo del motor y la Fundación Gavina, que han confirmado seguir apoyándome en el 2023.

Estas fotos muestran el final del número 48 de mi carrera deportiva en el Open Ducados con una Honda RS250 y una Honda de Supersport, acompañado de Alfonso, manager del equipo Servei Moto.

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